HISTORIA DEL CIGARRÓN
EL CIGARRÓN
En la edad media, tanto los señores feudales, como ciertos nobles, tenían el privilegio de imponer tributos a todas las personas que habitasen en lugares, aldeas y poblaciones situadas dentro de los límites de sus feudos, que por razón de herencia, conquista o bula real, le correspondiese.
Dichos señores, no sólo eran dueños de la comarca señalada, sino que lo eran también de vidas y haciendas, incluso tenían el llamado derecho de “ pernada”, que consistía en acostarse la primera noche de la boda con la novia, o si esto no le apetecía, por no ser la novia de su agrado, metía una de sus piernas bajo las sábanas, y tocaba la pierna de la novia y la volvía a sacar, de ahí viene ese nombre de “Derecho de Pernada”.
Tenían tantas atribuciones sobre sus vasallos, que cuando alguno de ellos tenía una o más hijas guapas o de buen tipo, que agradasen a su señor, éste ordenaba su presencia en palacio, para ser el primero en acostarse con ella.
Los habitantes de un feudo, todos eran vasallos de su señor y todos pagaban el tributo que éste le señalase, por que en todo momento el señor era árbitro de todas las familias.
Cuando algún vasallo suyo, hacía un servicio distinguido en la guerra, le recompensaba su señor, con algún terreno o cabeza de ganado, pero todo lo que recibía era un préstamo, ya que sobre él quedaba, señalado un gravamen para toda la vida y la de sus herederos.
En el siglo XV y comienzos del XVI, comenzaron las gentes a hacerse reacios en el pago de los tributos, dando lugar a que los cabecillas de los pueblos fuesen ahorcados en las plazas públicas, pero cuando estos hechos vandálicos llegaron a conocimiento del rey, éste envió emisarios con amplios poderes y fueron castigados muchos nobles, pero sé les facultó para que mediante recaudadores, cobrasen sus tributos.
Los nobles así los hicieron, pero como cada vez encontraban en los pueblos más disculpas para demorar o aminorar el tributo, acordaron crear esbirros, que vestidos con trajes de colores, una máscara y látigo en mano, fuesen por los poblados y aldeas cobrando a sus vasallos, lo que de antiguo venían percibiendo.
Las vestiduras de estos cobradores y la máscara, fueron copiadas, según la tradición de la familia de La casa del Perú, de la siguiente forma. : Cuando los Chaves de La Casa del Perú, acompañaron a los grandes conquistadores, en las expediciones al Perú, de ahí viene que le pusiesen " La Casa del Perú", los que habían venido del Perú.
Uno de ellos (Antonio Chaves) se casó con la hija del rey Inca, no sabemos el nombre de la princesa.
Como fueron varios hermanos y primos de la familia Chaves, al regreso, trajeron tres indígenas, que no estaban acostumbrados a nuestro clima y durante el invierno estuvieron tristes y deprimidos, pero al llegar la primavera, se alegraron y con unas caretas que habían hecho ellos mismos de madera, salieron a la calle, con trajes vistosos, puesta la mencionada máscara, para rendir tributo a sus dioses, portando ofrendas y ese fue el principio del "Cigarrón"
Los Condes de Monterrey, Maceda, Benavente, Sotomayor y otros sé reunieron, acordando copiar de éstos indígenas, una máscara extravagante y grotesca que atemorizase a todas las gentes, que dada su incultura y su temor a los disfraces terminaban pagando el odioso tributo.
Como podemos comprobar en gravados antiguos, eran representados, con el látigo levantado y la mano extendida con la palma hacia arriba, como solicitando o demandando algo, “ el impuesto “
En cada condado la máscara iba con ropaje diferente, pero en su mayoría iba vestida con pieles de animales salvajes.
En el feudo de Monterrey, la mascara tomó el nombre de “Cigarrón” por el ensordecedor ruido que producían sus grandes cencerros, sus alargados látigos y sus continuos saltos, le dieron el nombre de Cigarrón.
Pasado el tiempo, este traje con su máscara, formó parte de las fiestas del Carnaval en toda la comarca, con arraigo principal en el municipio de Laza, en donde por ir vestido con muchas pieles de animales sé le conoce con el nombre de “Peliqueiro”.
Hoy solamente la llevan tapando la parte posterior de la máscara y cuelga por la espalda. En algunos pueblos del alto Támega le llamaban “O Cigarrón” por su descomunal careta y grotesca presencia.
El Cigarrón cuando hace su presencia en las calles, persigue al vecindario y una vez alcanzada alguna persona sé coloca delante de ella y levantando el látigo” Zarrapo” en la mano derecha, le enseña la palma de su mano izquierda, en actitud de pedir el tributo, y así en esta posición si no recibía el tributo, descargar el látigo, en la espalda y cuerpo del perseguido, al mismo tiempo que con un baile o danza y dando saltos hace sonar las “ chocas “ colocadas a la altura de la cintura.
Hoy en esta comarca el Cigarrón con la mascara es el personaje más típico de las fiestas de carnaval.
La palabra carnaval tiene su origen en el latín y los romanos ya lo celebraban con gran esplendor, reinando la alegría durante los tres días, por las calles de Roma, llamándole a dichas fiestas " Carnestolendas", por coincidir, tres fechas antes del miércoles de ceniza.
Las gentes de los pueblos, vestían sus mejores galas, durante las mismas y cada gremio de artesanos formaba un grupo independiente, con ropajes que los distinguiesen de los demás gremios, de ahí que pasado el tiempo sé fuesen formando las actuales comparsas, con sus trajes que nos recuerden pasajes históricos o costumbres antiguas.
Como era costumbre que las personas componentes de cada grupo visitasen ciudades o pueblos limítrofes, llevando sus carros guirnaldas y flores, lo que dio lugar a que los carnavales luzcan sus carrozas engalanadas y casi siempre mostrándonos esos pasajes históricos o costumbres de ciudades o naciones.
Como las personas pertenecientes a la nobleza, órdenes militares o comunidades, sé viesen privados de mezclarse con el populacho, comenzaron a usar un disfraz, que despistase su verdadera identidad, cubriéndole el rostro con un pequeño antifaz, dando origen al pasar el tiempo, la actual careta, que además de ridiculizar al imitado, tapa completamente la cara del disfrazado, dándole la valía necesaria para gastar bromas, aún a personas diferentes, de distintas categorías, sin ser reconocidos.
Siglos después de aquellas bacanales romanas, comenzó a ponerse en toda Europa, la costumbre de disfraz, durante esos tres días, siendo la ciudad de Niza, la que le dio mayor esplendor a lasa fiestas, ya que por ser en aquel tiempo, provincia romana, fue la primera en establecer dicha costumbre, pasando hoy por ser la ciudad de Europa, con los carnavales más famosos.
En España los más famosos, son los de la ciudad de Cádiz, ya que `por ser antiguo puerto comercial mediterráneo, sé arraigó allí con más fuerza el carnaval.
No queremos pecar de inmodestos, pero sentimos con orgullo nuestra satisfacción al declarar que en Galicia, los mejores carnavales, son los de la villa de Verín, sin por eso menospreciar los de la hermosa villa de Laza.
En nuestra villa sé iba perdiendo y sé echaba de menos cada año que pasaba, ésta alegre fiesta, pero gracias a un grupo de personas amantes de la tradición, hoy Verín puede estar orgullosa de que sus Carnavales, sean conocidos en toda España.
En esta comarca debemos gratitud a sus organizadores, que a costa de muchas dificultades lograron lo que parecía imposible. Gracias en nombre de todos los habitantes de la comarca y muy especialmente de todos los verinenses. Manuel Fernandez-Barja Sanchez